Kenia Suárez agradece todas las oportunidades que recibió en NJIT desde el primer día

Hace unos veranos, Kenia Suárez visitó NJIT. Tras mudarse de su Lima natal a los Estados Unidos, ella quería saber cómo podría ingresar al Hillier College of Architecture and Design (HCAD con siglas en inglés). Lo que no sabía es que después de esa visita inicial, su carrera y sus sueños tomarían vuelo.
“Visité HCAD y había algunos profesores presentes en el verano”, dijo Suárez. “Estaba muy nerviosa porque en ese momento no hablaba mucho inglés y me animaron a inscribirme. Uno de los profesores fue John Cays, me dio ánimos para intentarlo y lo hice. Cuando me aceptaron, no me cabía la emoción”.
Suárez comenzó sus estudios de arquitectura en Perú en la Universidad Privada del Norte, pero sintió que no recibió la orientación adecuada como la que recibió en NJIT.
En NJIT, trabajó en estrecha colaboración con los profesores de práctica Erin Pellegrino y Charlie Firestone. Suárez cree que los proyectos Hope Village y Resilient Hope la hicieron crecer y ganar más confianza.
“Todos los profesores me han influido de una u otra manera”, dijo Suárez. “Erin [Pellegrino] y Charlie [Firestone], siendo los más importantes. No era tan segura de mi misma al principio. Estaba batallando con cómo presentar, y caí en la trampa de pensar que mis ideas no eran tan buenas. Y eso venía desde Perú porque allá no recibí la orientación adecuada.
“Siempre me decían que mi proyecto no era bueno, pero no me guiaban en cómo hacerlo mejor. Erin y Charlie me dieron esa seguridad en mí misma, y me dijeron, ‘Tú tienes buenas ideas, quizá no se te hace fácil expresarlas pero tus ideas son buenas y trabajas duro’. Me dieron mucha confianza en mí misma”.
Adaptarse rápidamente a la vida en los Estados Unidos implicó equilibrar muchas cosas como aprender el idioma, trabajar, estar presente para su familia y seguir su carrera. Hubo ocasiones en las que Suárez tuvo que ver videos en línea tres veces para comprender completamente las lecciones.
“Es muy complicado balancear todo – el aprender un lenguaje nuevo, el tratar de dedicarte a tu familia, el tratar de trabajar y además estudiar en una lengua que no es tuya, ‘¡Wow!’ Yo recuerdo que un video era de una hora porque había clases en video en ese tiempo, el video no lo veía en una hora porque no lo entendía, lo tenía que ver en dos horas. Lo repetía, retrocedía, lo ponía más lento”, dijo Suárez. “Fue muy complicado adaptarme a un lugar nuevo, a un idioma nuevo, a una cultura nueva, fue difícil balancear todo eso, pero lo logré”.
Como residente de Newark, Suárez sintió mucha satisfacción al ver su trabajo y el de sus colegas apoyando a la comunidad, como fue el Hope Village. “Este tipo de investigaciones, este tipo de proyectos te ayudan a entender de manera profunda los problemas de la ciudad. Te abre los ojos a los problemas”, dijo.
En los próximos meses, Suárez espera conseguir un trabajo en una firma de arquitectura y también obtener su licencia. Quiere seguir trabajando en proyectos centrados en la comunidad. “Quiero participar en cualquier trabajo que tenga que ver con la comunidad, tal como ayudamos a la comunidad de personas sin hogar [en Newark]. Más que hacer cosas elegantes o elaboradas, siento que hay algo importante en ayudar a quienes más lo necesitan. Es una gran forma de aplicar la arquitectura”.
“Kenia destaca no sólo por su imaginación, talento y ética de trabajo, sino también por su carácter excepcional y su personalidad vibrante”, afirmó Pellegrino. “En nuestros estudios de diseño y construcción centrados en la comunidad, su actitud positiva y su espíritu motivador fueron verdaderamente transformadores, inspirando a sus compañeros incluso en los proyectos más exigentes.
“La dedicación y el liderazgo de Kenia no sólo han mejorado el estudio y el trabajo, sino que prometen un futuro luminoso en la arquitectura donde su impacto sin duda seguirá resonando”.
Suárez extraña su barrio en Perú, también la cultura, la música, la comida y la gente de su país, pero algo que conservó y trajo consigo a los Estados Unidos es la ética de trabajo de sus compatriotas.
“Trabajar duro no importa lo que venga. El decir, ‘Sí, es difícil, pero para delante.’ Sin retroceder, sin sufrir mucho, sigue que tú eres fuerte. En Perú, tenemos mucho la cultura de sí es difícil, pero sonríe vas a seguir adelante”, dijo Suaréz. “Habrá un empujo por ahí, pero sigue.
“Entonces eso ha sido algo que me ha guiado mucho, y hasta ahora, algunos lo llaman terquedad, que soy terca, pero creo que es más un compromiso. Empecé algo y lo tengo que terminar”.